Las empresas reconocen la necesidad de acercar a sus clientes experiencias con las que poder conectar. No buscan la mera venta del pasado, basada en el convencimiento de que necesitas nuestros productos frente a los de la competencia, sino que quieren que sean ellos los que vivan una experiencia que les permita tomar una decisión propia.
Esa es la magia del “Marketing Experiencial”, el consumidor hace suyo el producto o el servicio, lo entiende, lo acepta y lo comparte vía redes sociales. Las marcas huyen de los anuncios tradicionales para avanzar con ellos de una forma más humana.
Esta es la razón principal por la que el marketing experiencial lleva ya unos años cambiando la forma en que se relacionan las marcas con sus consumidores, un bien demasiado valioso para llenarle de información que no aporta, frente a experiencias que viven bajo el signo del ‘WOW’.
Lo que empezó siendo una estrategia de marketing y comunicación, muy dirigida a cliente final, se ha convertido en la herramienta del comercio B2B. Al final, los responsables de marketing de compañías B2B están aumentando el número de campañas, al ver las respuestas positivas de sus comerciales.
Gracias a la capacidad de segmentación de las herramientas actuales y a la posibilidad del seguimiento de los usuarios por toda la cadena de valor, es posible conocer el ROI de estas acciones con mucha facilidad e incorporar nuevas estrategias en paralelo para mejorar los resultados.
Ya en 2016 se comentaba que en 2025 más de 50% de los presupuestos de los departamentos de marketing estarían destinados a actividades donde las “experiencias” serán las protagonistas, gracias a que facilitan conectar sus marcas con unas audiencias más fraccionadas que nunca, que demandan valor y a las que será cada día más complicado llegar.
Si queremos generar un engagement más fuerte y una mejor conexión con la marca, el marketing experiencial hoy ya es la solución.